El Año Internacional de la Astronomía se inauguró el 15 de enero en la sede de la UNESCO en París. Este Año Internacional, proclamado por las Naciones Unidas, será un auténtico festival mundial de la astronomía cuya celebración coincide con el cuarto centenario de las primeras observaciones del espacio efectuadas por Galileo con un telescopio.
En el acto solemne de inauguración, el Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura, subrayó que este Año Internacional “ofrecerá a los ciudadanos del mundo, en particular a los jóvenes, la posibilidad de descubrir el universo en que vivimos”, y también constituirá una ocasión excepcional para incrementar nuestro conocimiento del universo y ayudar a los países en desarrollo a fortalecer sus capacidades en el campo de la astronomía, gracias a la cooperación internacional.
Para la Presidenta de la Unión Astronómica Internacional (UAI), Catherine Cesarsky, a cuya iniciativa se debe la proclamación del Año Internacional de la Astronomía, la elección de 2009 para celebrarlo es sumamente oportuna, ya que va a permitir el descubrimiento, o redescubrimiento, de esta ciencia. “La astronomía está realizando hoy hallazgos extraordinarios y los astrónomos desean hacer partícipe al público de los mismos, a fin de para vivir juntos momentos exaltantes”, declaró.
El 15 y el 16 de enero, más de 800 participantes pudieron escuchar en la sede de la UNESCO una variada serie de intervenciones de especialistas, que abarcaron desde los tiempos pretéritos de la astronomía –los hallazgos de las civilizaciones maya e islámica– hasta los descubrimientos de épocas recientes, como la radiación fósil del “Big Bang”. Los participantes también tuvieron la ocasión de efectuar observaciones a distancia mediante telescopios situados en todos los continentes del mundo. A partir del 19 de enero se celebra –también en la sede de la UNESCO– un simposio titulado El papel de la astronomía en la cultura y la sociedad, que completa los temas abordados en esas dos jornadas, tratando otras tres cuestiones importantes: “La astronomía en la cultura y la cultura en la astronomía”, “Astronomía y sociedad” y “La educación para la astronomía en nuestro planeta”.
Está previsto realizar muchas otras actividades a lo largo del Año Internacional. Algunas tendrán un carácter estrictamente local o regional, pero un conjunto de diez proyectos –denominados “las piedras angulares”– serán de envergadura mundial y tratarán de movilizar al mayor número posible de los 136 países que se han comprometido a participar en las celebraciones. Según Catherine Cesarsky, la organización del Año Internacional ha tenido como consecuencia “la creación de la mayor red de todos los tiempos en torno a la astronomía”. Por ejemplo, el proyecto Las cien horas de astronomía congregará desde el 2 hasta el 5 de abril –cuando la Luna se halle en su primer cuarto creciente– al mayor número posible de astrónomos aficionados, a fin de efectuar observaciones del cielo nocturno que irán acompañadas de diferentes eventos públicos, difusiones en directo de imágenes y sonidos en Internet, y tentativas de reducción de luces parásitas. Otro gran proyecto, el Galileoscopio, se ha fijado por objetivo distribuir millones de ejemplares de un telescopio sencillo, asequible y fácil de montar y manejar, con vistas a facilitar el acceso de un vasto público a nuevos conocimientos y experimentos de observación astronómica. Otros proyectos “angulares” se centrarán en la visión del cosmos desde nuestro planeta y el descubrimiento del cielo oscuro y del universo.
En el acto solemne de inauguración, el Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura, subrayó que este Año Internacional “ofrecerá a los ciudadanos del mundo, en particular a los jóvenes, la posibilidad de descubrir el universo en que vivimos”, y también constituirá una ocasión excepcional para incrementar nuestro conocimiento del universo y ayudar a los países en desarrollo a fortalecer sus capacidades en el campo de la astronomía, gracias a la cooperación internacional.
Para la Presidenta de la Unión Astronómica Internacional (UAI), Catherine Cesarsky, a cuya iniciativa se debe la proclamación del Año Internacional de la Astronomía, la elección de 2009 para celebrarlo es sumamente oportuna, ya que va a permitir el descubrimiento, o redescubrimiento, de esta ciencia. “La astronomía está realizando hoy hallazgos extraordinarios y los astrónomos desean hacer partícipe al público de los mismos, a fin de para vivir juntos momentos exaltantes”, declaró.
El 15 y el 16 de enero, más de 800 participantes pudieron escuchar en la sede de la UNESCO una variada serie de intervenciones de especialistas, que abarcaron desde los tiempos pretéritos de la astronomía –los hallazgos de las civilizaciones maya e islámica– hasta los descubrimientos de épocas recientes, como la radiación fósil del “Big Bang”. Los participantes también tuvieron la ocasión de efectuar observaciones a distancia mediante telescopios situados en todos los continentes del mundo. A partir del 19 de enero se celebra –también en la sede de la UNESCO– un simposio titulado El papel de la astronomía en la cultura y la sociedad, que completa los temas abordados en esas dos jornadas, tratando otras tres cuestiones importantes: “La astronomía en la cultura y la cultura en la astronomía”, “Astronomía y sociedad” y “La educación para la astronomía en nuestro planeta”.
Está previsto realizar muchas otras actividades a lo largo del Año Internacional. Algunas tendrán un carácter estrictamente local o regional, pero un conjunto de diez proyectos –denominados “las piedras angulares”– serán de envergadura mundial y tratarán de movilizar al mayor número posible de los 136 países que se han comprometido a participar en las celebraciones. Según Catherine Cesarsky, la organización del Año Internacional ha tenido como consecuencia “la creación de la mayor red de todos los tiempos en torno a la astronomía”. Por ejemplo, el proyecto Las cien horas de astronomía congregará desde el 2 hasta el 5 de abril –cuando la Luna se halle en su primer cuarto creciente– al mayor número posible de astrónomos aficionados, a fin de efectuar observaciones del cielo nocturno que irán acompañadas de diferentes eventos públicos, difusiones en directo de imágenes y sonidos en Internet, y tentativas de reducción de luces parásitas. Otro gran proyecto, el Galileoscopio, se ha fijado por objetivo distribuir millones de ejemplares de un telescopio sencillo, asequible y fácil de montar y manejar, con vistas a facilitar el acceso de un vasto público a nuevos conocimientos y experimentos de observación astronómica. Otros proyectos “angulares” se centrarán en la visión del cosmos desde nuestro planeta y el descubrimiento del cielo oscuro y del universo.