Palacio de Partarriu



La historia de villa Parres o palacio de Partarríu, como se lo conoce en Llanes, comienza en 1898, año en que finalizaron las obras de este espectacular caserón.

El edificio se levantó a la entrada de Llanes por orden de José Parres Piñera, que desempeñó importantes cargos en los ministerios de la Marina y Justicia, siendo además un importante benefactor para Llanes, y muy especialmente para la población de Posada, de donde él era natural. Por desgracia no pudo disfrutar de su casa ya que falleció casi una década atrás, en 1889. Sus descendientes y familiares pasaron a ser los propietarios del inmueble hasta hace muy pocas fechas.

El proyecto y construcción de la casa sale del arquitecto santanderino Valentín Ramón Lavín Casalís, un profesional de reconocido prestigio en su época por haber acometido numerosos proyectos para la burguesia local. Ésta fue una de sus primeras y más afamadas construcciones y le abriría las puertas para acometer otros proyectos como las escuelas de la Arquera, o la gran casa que levantó en Colombres para el hacendado llanisco afincado en Méjico, Íñigo Noriega, y que hoy alberga el museo y archivo indianos.

Realmente la casa no pertenece a un emigrante, ya que Parres Piñera nunca abandonó su país, y se mantuvo la mayor parte de su vida en Llanes, sin embargo las características arquitectónicas de la casa sí que la convierten en un ejemplo de arquitectura indiana. Las típicas palmeras no faltan en la finca, junto a los amplios ventanales y a la torre que preside su fachada principal. Se casó asimismo con Antonia Sobrino Díaz, hermana de los poderosos indianos Nemesio, Sinforiano y Faustino Sobrino, de los cuáles era administrador.

El palacio de Partarríu ha sido escenario de varias películas como “Los jinetes del alba” de Vicente Aranda, “Mi nombre es sombra” de Gonzalo Suárez, o, más recientemente, “El orfanato”, de Juan Antonio Bayona.