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Un código hace historia

En 529 fueron compiladas las leyes romanas y comentadas por los juristas más renombrados de la época. El “Código Justiniano”, llamado después "Corpus Iuris Civilis", fue el fundamento de la historia del derecho europeo.

Desde 527 gobernaba el ambicioso emperador Justiniano I el Grande (462-565) el imperio Romano de Oriente. Justiniano aspiraba a la restauración del Gran Imperio Romano, que había sufrido durante los últimos siglos bajo los asentamientos de las tribus germánicas en el centro de Europa y el avance de los hunos, provenientes del este del continente.

Cinco años hasta el “Codex Justinianus”

La gran celebridad que alcanzó Justiniano I, que dura hasta nuestros días, no se debe, sin embargo, a la restauración del Imperio (“restauratio imperii”), pero si a que logró recopilar y codificar en su totalidad el Derecho Romano. Encargó a los eruditos de todo el país que compilaran todos los principios legales vigentes. El Código Justiniano, llamado después “Corpus Iuris Civilis”, fue completado después de cinco años y se convirtió en la primera transmisión sistemática del Derecho Romano. Pero el emperador no se conformó con eso. Pidió al jurista más importante de la época, Flavio Triboniano (aprox. 485-542) que comentara las leyes. En su calidad de cuastor, el cargo más importante de la época en el sistema de justicia, Triboniano era responsable del sistema judicial del Imperio Romano de Oriente y fue a él a quien se debió en buena parte que el Código Justiniano quedara listo en poco tiempo. Poco después fue publicado un manual jurídico y una recopilación de disposiciones, de manera que en el año 533 se contaba con la primera compilación completa del Derecho Romano.

Teodora la Augusta

Justiniano I gobernó casi cuatro décadas y se vio respaldado enérgicamente por su esposa Teodora I (aprox. 500-548) tanto en asuntos políticos como privados. Cuando en el verano de 527 Justiniano fue coronado emperador bizantino, otorgó a Teodora el título nobiliario de “Augusta”, y con ello la destacó de entre las anteriores emperatrices bizantinas. Se tiene noticia de un comentario resignado en el que aludiendo a Teodora, el emperador la describe como la “mujer que le mandó Dios”. Su influencia en la política de Justiniano I fue insoslayable.

El “Cuarto Imperio” no puede decaer

La restauración del Imperio Romano (restauratio imperii) no se circunscribía únicamente al territorio, sino al legado político del imperio durante el período de mayor esplendor, la era de los grandes césares. Un papel importante jugó una cita bíblica, que predecía el fin del mundo en caso de que se produjera una decadencia del cuarto imperio. Una teoría política popular en aquella época. Los imperios babilónico, persa y griego habían sucumbido, por lo que si el cuarto, el Imperio Romano también lo hacía, habría llegado el fin del mundo. Por ello Justiniano hizo todo lo posible para evitar que se produjera semejante escenario. Logró desalojar a los vándalos de las costas del norte de África, arrebatar a los visigodos el sur de España y tras un largo combate, expulsar a los ostrogodos de Italia. Con ello logró reestablecer el dominio romano en el Mediterráneo, sin embargo fracasó en su intento por restaurar el Imperio Romano en su totalidad.

Sus sucesores se limitaron a mantener el territorio del Imperio Romano Oriental, que duró hasta la conquista de Constantinopla, hoy Estambul, por parte de las tropas del sultán otomano Mehmet II (1432-1481), consumada el 29 de mayo de 1453.

“Corpus Iuris Civilis” – Fundamento legal de Europa

Los antiguos textos no desplegaron sus efectos sino en los siglos XIV y XV, cuando la recopilación de leyes fue descubierta por miembros de la Universidad de Bolonia y como “Corpus Iuris Civilis”, fueron integradas en la legislación contemporánea. El “Corpus Iuris Civilis” fue durante muchos siglos en Europa la principal fuente jurídica, que se fue mezclando con otros lineamientos legales locales. Siguiendo la tradición del “Corpus Iuris Civilis”, fueron elaborados el Código Prusiano de 1794, el Código Civil de Francia de 1807, así como el Código Civil de Austria de 1812. Los principios del Derecho Romano tuvieron vigencia en Alemania hasta 1900, cuando entró en vigencia el Código Civil alemán. El “Corpus Iuris Civilis” es un ejemplo del estrecho vínculo existente entre el antiguo Imperio Romano y la Europa moderna.

El cristianismo se convierte en religión del Estado en el Imperio Romano

El 27 febrero del año 380, el cristianismo se convirtió en la religión exclusiva del Imperio Romano por un decreto del emperador Flavius Theodosius, lo que tuvo trascendentales consecuencias.

El decreto unió las raíces judeo-cristianas del continente europeo con la cultura greco-romana. Hasta el Concilio de Nicea, en el año 325, las iglesias cristianas eran incendiadas, quienes profesaran la religión cristiana eran perseguidos y su patrimonio era confiscado. Particularmente bajo el emperador Diocleciano (245-316) se intensificó la persecución cristiana. Diocleciano quería revivir los viejos cultos paganos y que éstos se convirtieran en la religión del imperio. Pero su política anticristiana fracasó y fue eliminada por su sucesor, el emperador Constantino (285-337).

El aparato militar y el administrativo funcionaban bien en el Imperio Romano. Una zona de libre comercio había impulsado el bienestar económico. Los habitantes de Roma gozaban de derechos civiles, lo que promovía una creciente cohesión entre la población, sin embargo, no había libertad religiosa.

Concilio de Nicea

El 19 de junio de 325, Constantino intervino en un conflicto eclesiástico. Para dirimir entre las partes invitó a los obispos cristianos a un Concilio en Nicea, cerca de Estambul. No era la imposición del cristianismo como religión del Estado el objetivo del encuentro, en el que participaron más de 300 representantes eclesiásticos, sino sobre todo alcanzar una paz religiosa que estabilizara el Imperio. Tras largos debates, el emperador Constantino decidió llegar a un arreglo según el cual Jesús y Dios representaban una misma entidad. Con la firma de esta definición por parte de los eclesiásticos presentes fueron suspendidas las persecuciones contra cristianos.

Para los practicantes de la religión cristiana la situación mejoró. El 27 de febrero de 380, el emperador romano de Oriente Flavio Teodosio (347-395) firmó, en presencia del emperador romano de Occidente Flavio Valentiniano (371-392) y su co-gobernante medio hermano Graciano (359-383) un decreto con el que declaró al cristianismo religión del Estado y estipuló un castigo a quienes practicaran cultos paganos. El decreto “Cunctos populos”, concedía no sólo un lugar preponderante al cristianismo, sino que también suponía la persecución contra quienes practicaran otra fe.

“Todos los pueblos, sobre los que lideramos un suave y mesurado regimiento, deberán adoptar la religión que el divino apóstol Pedro hizo llegar a los romanos, que profesa el pontífice de Damasco así como el Obispo Pedro de Alejandría (…) Eso significa, que según la sabiduría apostólica y la doctrina evangélica creemos en la igualdad majestuosa y santa trinidad de la divinidad integrada por Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo.

Sólo quienes obedezcan este decreto podrán ser llamados cristianos católicos. Los restantes a quienes declaramos dementes y locos, tienen la vergüenza de seguir la doctrina hereje. Sus lugares de reunión no podrán ser considerados templos”.

Simbiosis entre la Antigüedad y el Cristianismo

Con el mismo fanatismo con el que antes fueron perseguidos los cristianos y judíos, ahora se hostigó a quienes practicaran otra fe. La realización de cultos paganos fue considerada alta traición y los templos y lugares sagrados fueron destruidos, como el Oráculo de Delfos, el recinto sagrado al que acudían los griegos para consultar a los dioses. No obstante, aquel 27 de febrero de 380 se convirtió en un hito de la historia europea porque unió las raíces judeo-cristianas con la antigüedad greco-romana, una simbiosis que trasciende hasta la actualidad.

La prehistoria greco-romana del continente y la religión judeo-cristiana marcaron decisivamente Europa, para bien y para mal, pues en los siglos siguientes los cristianos no sólo ayudaron a los pobres en nombre de la cruz, sino que también asesinaron en nombre de Dios a críticos y disidentes.

La madre de todas las Constituciones

La partida de los plebeyos de la ciudad de Roma en 287 a.C., se convirtió en un hito en la historia constitucional europea, que dio paso a la introducción del “Plebis scitum”, conocida como referendo.

Más de doscientos años llevaban ya los enfrentamientos por la igualdad de derechos en Roma entre los nobles patricios y los no nobles, los plebeyos. En 450 a.C. fue publicada la Ley de las XII Tablas, primero sobre doce tablas de madera y posteriormente en doce planchas de bronce, que fueron exhibidas en el foro romano.

Fue el primer código de la Antiguedad que regulaba la convivencia del pueblo romano, protegiendo a la población de la arbitrariedad de los funcionarios públicos. Desde el año 421 a.C. los plebeyos podían aspirar al cargo público más bajo en Roma, el de cuestor. Luego pudieron acceder a los cargos más bajos del ejército. En 366 a.C., un plebeyo fue nombrado incluso dictador, el puesto más alto en Roma, si bien temporal. Todo parecía indicar que se había alcanzado un equilibrio de intereses entre ambos grupos.

Lucha centenaria por la igualdad de derechos

Pero las apariencias engañaban. Eso quedó claro en el verano de 287 a.C., cuando los patricios intentaron, con la presentación de una nueva disposición militar, cambiar las cosas a su favor. No se sabe con certeza cuál fue el motivo, tal vez tras el difícil triunfo contra los samnitas (que poblaban la región en el sur de los Montes Apeninos), fue como los derechos de los plebeyos fueron retirados y confirmados los de los patricios. Al publicarse aquella diposición, se desató una fuerte protesta entre los plebeyos.

En cuanto se dio a conocer el proyecto de ley, los plebeyos acordaron abandonar la ciudad amenazando con paralizar la actividad económica. Esta partida del pueblo pasó a los anales de la historia romana bajo el término de “secesión plebeya”, que podría comparse con una especie de huelga general. La ciudad quedó desierta, no había nadie dispuesto a realizar las tareas cotidianas en Roma. Los furiosos plebeyos se reunieron en el cerro Gianicolo, que ahora se encuentra en el barrio romano de Trastevere, que se extiende sobre el lado derecho de la ribera del Tíber hasta el Vaticano. Ahí designaron a Quinto Hortensio Hórtalo (320 a.C.) como dictador y acordaron que formularían un proyecto alternativo a la constitución militar patricia, que llevaría el nombre de Quinto Hortensio.

Esta “Lex Hortensia” estableció que las resoluciones de los plebeyos (plebiscitos) tendrían rango de ley, no sólo para ellos, sino para todo el pueblo romano, sin la aprobación previa del Senado. Cuando los mensajeros de los plebeyos se presentaron ante los patricios para presentarles el proyecto de ley, con la advertencia de que volverían a la ciudad una vez que dicha ley entrara en vigor, la decisión estaba prácticamente tomada. Para evitar daños económicos a Roma, los patricios dieron su aprobación.

Instrumento de participación popular

“Plebis scitum” se llamó el nuevo principio legal que los plebeyos añadieron al derecho romano. Esta “resolución de la ciudadanía” es el modelo de todos los plebiscitos, también conocido como referéndos, los instrumentos más importantes para la participación directa del pueblo en las decisiones políticas, que están anclados en las democracias europeas. Con la imposición del “plebis scitum”, concluyeron las llamadas “luchas entre estamentos” en Roma, lo que dio paso al florecimiento de la ciudad.

La batalla de Salamina

La batalla de Salamina fue el mayor combate naval de la Antigüedad, ocurrido en octubre de 480 a.C., que sentó las bases, tras el triunfo de la flota griega sobre fuerzas persas, del florecimiento de Grecia y Europa.

La figura política dominante en aquellos años era el estratega militar Temístocles (aprox. 525 a.C.-459 a.C.). Ya desde el año 490 a.C. había comenzado a construir una muralla en torno a Atenas y el puerto de El Pireo. Al mismo tiempo fortaleció la flota naval para que estuviera preparada para repeler una eventual ofensiva persa. Desde hacía años los reyes persas querían poner pie en el continente europeo. El primer intento en 490 a.C., conocido como la Batalla de Maratón, había fracasado. Aunque los persas tenían un ejército de invasión superior, fueron derrotados por una infantería griega bien capacitada que los obligó a replegarse.

Avance persa



En vez de darse por vencidos los persas conformaron el ejército más grande de la Antigüedad. Para poder transportar más rápidamente a sus tropas, el rey Jerjes I de Persia (519 a. C.-465 a. C.) mandó construir un canal a través de la península de Athos, así como un puente sobre el río Helesponto y otro sobre el Estrimón. Estos enormes esfuerzos de los persas no pasaron inadvertidos por los griegos. Por el tamaño y despliegue del ejército persa estaba claro que Jerjes I de Persia tenía planeado llevar a cabo una guerra de conquista contra Grecia para después avanzar sobre el sureste de Europa. Para cualquier otra cosa su ejército era desproporcionado.



Temístocles había visitado el Oráculo de Delfi que le había dicho la siguiente frase: “¡Busca protección tras murallas de madera!” Ello que fue interpretado por Temístocles como que los griegos debían buscar el combate naval para entonces buscar refugio tras las paredes de madera de sus embarcaciones. Después de una inicial oposición en la Asamblea Popular, ésta consintió la construcción de más barcos de guerra.



Cuánta razón tenía Temístocles en su estimación de que las fuerzas persas eran invencibles en una batalla en tierra quedó demostrado poco después, en agosto de 480 a.C., en la llamada Batalla de las Termópilas, donde después de cinco días los persas derrotaron a los espartanos. Jerjes I avanzó hacia Atenas y la devastó. La ciudad no tenía protección ni quien la defendiera, pues los hombres aptos para el combate se habían replegado a los barcos de guerra. En vista de la ciudad destruida, tenían claro que se encontraban ante su última oportunidad.

Si perdían la batalla hubiera sido el fin de una Grecia libre. Los griegos tomaron posición ante los persas en el estrecho occidental frente a la isla de Salamina. Después de doce horas de combates los griegos ganaron la batalla, probablemente porque contaban con botes más pequeños capaces de maniobrar con rapidez en el estrecho de Salamina. El triunfo de Grecia evitó el sometimiento a Persia y detuvo el avance de sus fuerzas militares hacia Europa.

Europa vs. Asia

La defensa griega ante los persas fue un hito en la historia europea. De haber sido derrotada, el ejército persa hubiera seguido su avance sin obstáculos, extendiendo su imperio hacia la Europa continental. Probablemente habría quedado sepultados tanto la cultura griega como el Imperio Romano. Dado que la Europa moderna surgió de la antigua Grecia y del antiguo Imperio Romano, de haber triunfado los persas en la Batalla de Salamina en octubre de 480 a.C., probablemente hoy se llamaría “Asia Occidental”, con una población mayoritariamente musulmana.

El historiador y geógrafo griego Herodoto de Halicarnaso (490 a.C.-425 a.C.) dio una connotación ideológica a la guerra contra los persas. Para él se trató de una “guerra de sistemas”. Por un lado Europa representaba la libertad y la democracia, -en aquella época fue cuando fue fundada la llamada “democracia ática”, que fue la cuna de la Europa democrática. Por otro lado se encontraban los persas, a quienes Herodoto atribuyó despotismo y tiranía. Con ello dividió el entonces mundo conocido en opuestos: Europa contra Asia y “libertad contra cautiverio”.

El Muro de Berlín


El Muro de Berlín (en alemán Berliner Mauer), también denominado "Muro de Contención Antifascista" (antifaschistischer Schutzwall) por la República Democrática Alemana (RDA) y "El Muro de la Vergüenza" por la opinión pública occidental, fue parte de las fronteras intraalemanas desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989 y separó el Alemania Occidental del Alemania Oriental y de la RDA.

El muro se extendía por 45 kilómetros que dividían Berlín en dos y 115 kilómetros que separaban Berlín Occidental de la RDA. Fue uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania.

Muchas personas murieron en el intento de superar la dura vigilancia de los guardias fronterizos de la RDA cuando se dirigían al sector occidental. El número exacto de víctimas está sujeto a disputas y no se conoce con seguridad. La Fiscalía de Berlín considera que el saldo total es de 270 personas, incluyendo 33 que fallecieron como consecuencia de la detonación de minas. Por su parte el Centro de Estudios Históricos de Potsdam estima en 125 la cifra total de muertos en la zona del muro.

Reunificación Alemana


La República Democrática Alemana (RDA o DDR, del alemán Deutsche Demokratische Republik) fue una república socialista de Europa Central que se estableció en el territorio alemán ocupado por la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial y existió entre 1949 y 1990, cuando los Länder que la formaban firmaron de mutuo acuerdo con la (RFA) República Federal Alemana la Segunda Unificación de Alemania o Reunificación alemana el 3 de noviembre de 1990.

Para distinguirla de su contraparte capitalista (Alemania Occidental), a menudo se la llamó Alemania Oriental o del Este. También se usó la denominación Alemania Democrática para diferenciarla de Alemania Federal, la RFA.
La unificación fue posible gracias a los cambios políticos en varios países del Bloque del Este, en especial las reformas emprendidas por el mandatario soviético Mijaíl Gorbachov. La apertura de la frontera de Austria con Hungría, que permitía el libre paso de ciudadanos por el llamado Telón de Acero, fue considerada determinante. Helmut Kohl, tras su triunfo en las elecciones de la cancillería de la RFA en 1989, se embarcó en el proceso de la unificación durante trece meses, el cual se concretó simbólicamente con la caída del Muro de Berlín el día 9 de noviembre de 1989 y quedó oficializado casi un año después.