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«Los motivos de la muerte de Hipatia fueron más políticos que intelectuales o religiosos»


«Los motivos de la muerte de Hipatia fueron más políticos que intelectuales o religiosos»

Con motivo del próximo estreno de la película Agora, de Alejandro Amenábar, PrimerosCristianos ha realizado una entrevista a José Ramón Ayllón, filósofo y escritor español, sobre la figura de Hipatia y el
supuesto fundamentalismo radical de los cristianos.

¿Quién era Hipatia?

— Era hija de Teón, científico que trabajó en el Museo de Alejandría en el siglo IV. Ella también cultivó la ciencia, pero prefirió la filosofía neoplatónica, en la que destacó por su prestigioso magisterio. Tuvo discípulos entre los ciudadanos más cultos e
influyentes de la ciudad.

¿Cómo era Alejandría en esa época?

— Una gran ciudad, en la que convivían, con muchas tensiones, judíos, helenistas y cristianos.

Juan de Éfeso, en el siglo V, los veía como "una horda de bárbaros, directamente inspirada por Satán", y el obispo Cirilo les reprochó su carácter levantisco y pendenciero, en su homilía pascual del año 419.

De hecho, pocos años después, en 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto.Lawrence Durrell los retrata entregados a las facciones y algaradas, a veces con episodios sangrientos.

¿Como en el caso de la muerte de Hipatia?

— Sí. Una noche, los judíos asesinaron a un buen número de cristianos. Como respuesta, el obispo Cirilo logró expulsar a la población hebrea de la ciudad.

Pero entonces la economía se resintió, y entre el gobernador y el obispo creció la enemistad. Hasta que un día unos cristianos exaltados asesinaron a Hipatia, a la que atribuían influencia anticristiana sobre el gobernador.

Ahora, sin embargo, se dice que la muerte fue el precio que pagó Hipatia por su libertad de pensamiento.

— Por lo que sabemos, parece que los motivos fueron más políticos que intelectuales o religiosos. Pero lo cierto es que, desde la Ilustración, se presenta a Hipatia como mártir de la ciencia.

En una web de cine, al comentar la película de Amenábar sobre Hipatia —Agora-, he leído que la ciencia fue su vida, y por eso murió linchada por una turba de cristianos enfervorecidos.

El redactor de esa web sabe de sobra que los cristianos enfervorecidos no se dedican a descuartizar científicos, pero dice lo contrario. Lo que quizá no sepa es que la ciencia moderna nace en las Universidades, instituciones inventadas por la Edad Media
cristiana.

Pero a Hipatia la mataron los cristianos...

— Es cierto, y con ese asesinato lamentable se pretende desacreditar al cristianismo, olvidando que a Sócrates le ajusticiaron los griegos, que a Julio César le mataron los romanos, a Juana de Arco los franceses, a Tomás Moro los ingleses..., y que los mismos
cristianos fueron arrojados a las fieras por millares.

Como ve, si aplicamos la misma lógica desacreditamos a la humanidad entera, y sobre todo hacemos el ridículo.

Entonces, ¿qué decir de la represión y el oscurantismo con que novelas y películas pintan a las sociedades cristianas?

- Estamos en las mismas. El cine y la novela no han nacido para contarnos la verdad histórica, y los lectores y espectadores deben saberlo cuando pasan las páginas de un libro o se sientan ante la pantalla.

A fuerza de represión y oscurantismo se puede montar el Holocausto nazi o el Gulag soviético, pero jamás inventar el parlamentarismo, las garantías constitucionales, el gótico, la Universidad o el gregoriano.

Por otra parte —como ha señalado el profesor Head- el relativismo actual ha disuelto los esquemas de interpretación histórica, y en la confusión resultante triunfan los relatos que hacen de la concepción conspirativa la esencia de la historia, en especial los
que atribuyen a la iglesia todo tipo de tramas para dominar al hombre.



El legado de la libertad


John Lynch, biógrafo de Simón Bolívar y de José de San Martín, reivindica la figura de los dos grandes héroes de la independencia. "Ejercieron un liderazgo desinteresado, sin esperanzas de obtener privilegios, ambos fueron modélicos"

***

Una legión de ordenanzas, desde la ciudad de Panamá hasta Tierra del Fuego, se afana en sacarle brillo a los miles de retratos de Simón Bolívar y José Francisco de San Martín que presiden las aulas, cuarteles y ministerios desde hace casi dos siglos. Son los rostros mitificados de los dos máximos libertadores de América del Sur que suelen compartir pared con Jesucristo crucificado. Son los héroes intocables. Aunque el legado de ambos se ha utilizado como al gobernante de turno le viniera mejor, sus vidas han estado por encima de todo, como si hubiesen sido sobrehumanos.

Ningún latinoamericano gusta de asumir que ambos libertadores acabaron su obra apesadumbrados. Los dos empezaron su lucha como auténticos republicanos y la terminaron coqueteando con la monarquía. Bolívar llegó incluso a redactar una Constitución vitalicia y con derecho a elegir sucesor. San Martín abandonó su Argentina natal y murió en el exilio en Francia, mientras que su par venezolano falleció enfermo en Colombia, poco después de que su sueño de una América unida se hubiera roto para siempre.

"San Martín y Bolívar pueden describirse como herederos del absolutismo ilustrado, ambos creían que la mejor forma de servir a la independencia era a través de gobiernos fuertes que impusieran el cambio social contra los intereses de los terratenientes", explica el prestigioso hispanoamericanista John Lynch. Para este profesor, "criticar a ambos por haber acabado sus vidas siendo absolutistas conservadores en vez de demócratas liberales es sacar las cosas de quicio. Ninguno de los dos podía satisfacer todos los intereses y no eran tan idealistas como para llevar a sus países hacia la destrucción en una vaga búsqueda de la igualdad. Tuvieron dudas legítimas sobre cuál era el nivel de libertad apropiado y hasta dónde los diferentes grupos opuestos podían actuar sin poner en peligro la propia existencia de los nuevos Estados. Respecto al ejercicio de un liderazgo desinteresado, sin esperanzas de obtener privilegios, ambos libertadores fueron modélicos".

El profesor Lynch, de 82 años, declinó la oferta de hacer una entrevista en Londres por problemas de salud y prefirió hablar sobre las independencias hispanoamericanas desde su ordenador. A través del ciberespacio, el director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres -hoy Instituto de las Américas- desde 1974 a 1987 reflexiona sobre los acontecimientos de hace 200 años y cómo éstos aún marcan la vida de los hispanoamericanos. Es un ir y venir de preguntas que podría prolongarse infinitamente.

Lynch conoce la vida de los libertadores como pocos. En 2006 publicó la biografía de Bolívar y hace sólo unos meses la de San Martín (Yapeyú, 1778-Francia, 1850), las dos en la editorial Crítica. No sólo relata sus vidas, sino que contextualiza minuciosamente sus decisiones. Desde la grandeza hasta las intrigas y la rivalidad que pudo haber entre los dos... Todo está en esos textos. En las biografías aprovecha para poner en primer plano y con lujo de detalles la sociedad hispanoamericana de la primera mitad del siglo XIX. Son el complemento de otros dos textos clave de Lynch para entender la construcción de los nuevos Estados: Las revoluciones hispanoamericanas, 1808- 1826 (Ariel, 1989) y Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 (Mapfre, 1993).

Bolívar, nacido en Caracas el 24 de julio de 1783, era hijo de un terrateniente y comerciante criollo de buena posición. La familia llegó a solicitar un título nobiliario cuya tramitación nunca se concretó. El joven Simón se educó en su tierra natal, pero su fortuna le permitió, siendo aún adolescente, viajar a Europa. Contrajo matrimonio a los 19 años con María Teresa Rodríguez del Toro en Madrid. Ella murió menos de dos años después de fiebre amarilla y él nunca volvió a casarse. Dedicó su vida a conjugar la política, la diplomacia y la guerra.

El 25 de febrero de 1778 nació San Martín en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, Argentina. Allí estaba destinado su padre, un militar palentino, para administrar los bienes que habían dejado los jesuitas tras su expulsión. A los siete años regresó a España y con apenas 11 se enroló en el Regimiento de Murcia. Combatió en Melilla y Orán y contra los franceses en Bailén. Renunció al Ejército español en 1811.

Por entonces, tanto Bolívar como San Martín supieron advertir la debilidad de España como potencia imperial y la importancia de Gran Bretaña como aliado. Bolívar, asegura, Lynch, valoró que Londres "proporcionaba a Hispanoamérica la protección que ésta necesitaba: la Marina británica, en pos de los intereses británicos [sobre todo comerciales], impediría cualquier agresión europea en las Américas".

"Las crecientes demandas económicas de las colonias españolas son un aspecto importante de la independencia y San Martín y Bolívar fueron conscientes de ello. Sin embargo, ésta no es la explicación fundamental de la crisis. El Gobierno de los Borbones cambió el carácter del Estado colonial y el ejercicio del poder en América. Carlos III y sus ministros sabían menos de la América española que los historiadores modernos. Los datos los tenían. Los informes de las capitales virreinales ya habían empezado a registrarse en el Archivo de Indias. Pero nadie los leía o, si lo hacían, no los entendían. El pasado fue ignorado, hasta repudiado. El reinado de los Habsburgo se había relacionado con sus colonias a través del consenso y, desde 1650 hasta 1750, había permitido a los criollos tener acceso a la burocracia y los negocios. Los americanos desarrollaron un mercado interior pujante", explica el historiador.

"Pero, a partir de 1750, los Borbones decidieron poner fin a esta anomalía y volver a los tiempos en que se degradaba a los criollos. El objetivo era restaurar la grandeza imperial de España, y al hacerlo, alienar a la élite criolla que vio cómo el Gobierno y la economía de América pasaba a manos exclusivas de los españoles peninsulares", recuerda el hispanoamericanista. "Esta deconstrucción del Estado criollo, este proceso de desamericanización de América, fue el disparador de las revoluciones por la independencia. Fue este absolutismo colonial el que generó los movimientos de resistencia que acabaron dirigiendo San Martín y Bolívar".

Los libertadores estuvieron a punto de encontrarse a finales de 1811 en Londres, pero San Martín llegó poco después de que Bolívar y otro venezolano, Francisco de Miranda, marcharan a América a impulsar el movimiento independentista. Miranda, considerado por muchos historiadores el padre de la emancipación americana, fue más tarde acusado por Bolívar de traidor a la causa y entregado por éste al Ejército español. El militar, que había luchado en la Revolución Francesa y la independencia de Estados Unidos, murió enfermo en una prisión de Cádiz en 1816. Más de un estudioso ha interpretado que Bolívar traicionó a Miranda para ser la única cabeza del movimiento revolucionario.

En 1822 en Guayaquil, tras el único encuentro que mantuvieron los dos libertadores, San Martín también se marchó con la sospecha de que Bolívar le había negado el apoyo militar necesario para acabar en Perú la guerra contra España con el fin de convertirse en el único héroe de la gesta. "San Martín nunca pudo explicarse a sí mismo o a otros las razones de la negativa. Es plausible creer que Bolívar quiso quedarse con toda la gloria", reconoce Lynch. Dos años más tarde, el mariscal Antonio José de Sucre, el oficial favorito de Bolívar, libró en Ayacucho la última batalla por la independencia.

Mucho antes de la victoria final sobre el Ejército español, San Martín y Bolívar se habían dado cuenta de que las luchas intestinas por el poder en América del Sur iban a ser un peligro mucho mayor que la Corona. El general argentino armó el Ejército de los Andes, cruzó la cordillera para emancipar Chile con escasa ayuda de Buenos Aires y se embarcó para liberar Perú desobedeciendo órdenes del Gobierno porteño, mientras que el venezolano vio cuestionada su autoridad por los dirigentes locales en varias ocasiones. Llegó a sofocar sin piedad una revuelta de los mestizos encabezada por Manuel Piar, un general muy cercano al libertador.

"El caudillismo es la forma primitiva de la dictadura moderna y no deriva del colonialismo español. España gobernaba América Latina a través de las instituciones tradicionales de la propia monarquía -virreyes, gobernadores, audiencias-, no a través de los caudillos. Pero el derrumbe de los Borbones en 1808 dejó un vacío de poder en América que los líderes locales se apresuraron a llenar", reflexiona Lynch. "El caudillismo es, pues, un producto de las guerras de independencia, cuando los líderes regionales pudieron reunir los hombres y los recursos y, a través de ellos, ejercer el poder y el clientelismo político. Tras la independencia el caudillismo continuó desarrollándose, aunque no de forma ininterrumpida. La dictadura de Rosas en Argentina y más tarde el Gobierno de Perón tenían sus señas: absolutismo, exclusivismo y abuso del patronazgo. Estadistas como San Martín y Bolívar no fueron caudillos. Ellos no tuvieron una base económica personal o de fortaleza social para alzarse como tales".

A menudo, cuenta el profesor, se le pregunta si Hugo Chávez, que ha cambiado el nombre de su país por el de República Bolivariana de Venezuela, puede invocar a Bolívar como modelo. "Para responder menciono tres cuestiones: en primer lugar, se llama a sí mismo un "revolucionario bolivariano" y habla de establecer un Estado socialista. Bolívar nunca promovió una revolución social ni pretendió hacerlo. La redistribución de la tierra, la igualdad racial, la abolición de la esclavitud, los decretos a favor de los indios eran las políticas de un reformista, no de un revolucionario. Bolívar era demasiado realista para creer que podía cambiar la estructura de la sociedad de América del Sur por la imposición de leyes o políticas inaceptables para los principales grupos de interés. La segunda cuestión se refiere a las relaciones internacionales. Bolívar cultivó el apoyo de las grandes potencias, no de los países marginales. Mantuvo cierto recelo hacia Estados Unidos pero admiraba cómo este país había encarnado los ideales de igualdad y libertad. Fue deferente hacia el poder imperial de Gran Bretaña. El comercio y las inversiones británicas los vio como un beneficio, no como una amenaza. La tercera cuestión es tal vez la única que le da la razón a Chávez. Una de las ideas más controvertidas de Bolívar era que los presidentes debían servir de por vida y tener el poder de nombrar a su sucesor. Y el historial de Chávez muestra que él siempre está hambriento de poder".

El argentino Juan Manuel de Rosas, el venezolano José Antonio Páez, el mexicano Antonio López de Santa Anna o el guatemalteco Rafael Carrera, entre otros, fueron los precursores de un modelo de gobierno que ha perdurado en América Latina, un sistema personalista sustentado en la relación patrón-cliente. "La figura del caudillo, que normalmente procedía de una base de poder regional, supuso uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de las naciones. La soberanía personal destruía las constituciones. El caudillo se convirtió en el Estado y el Estado en propiedad del caudillo. Paradójicamente, los caudillos también pudieron actuar como defensores de los intereses nacionales contra las incursiones territoriales, las presiones económicas y otras amenazas externas, fomentando, asimismo, la unidad de sus pueblos y elevando el grado de conciencia nacional. Los caudillos eran representantes y a la vez enemigos del Estado-nación", aclara Lynch. "La historia de las dictaduras no constituye toda la historia de Latinoamérica. Pero aun en los regímenes constitucionales quedaron rastros del pasado. Desde el caudillismo primitivo, pasando por la dictadura oligárquica, hasta los líderes populistas, la tradición del caudillo fue dejando huella en el proceso político. Quizás la cualidad más importante de los caudillos, que les sirvió para sobrevivir a los avatares de la historia, haya sido el personalismo, descrito por un historiador como la sustitución de las ideologías por el prestigio personal del jefe".

Los libertadores fueron capaces de advertir muchos de los males que azotarían a la región en los años venideros. En su carta de despedida del pueblo peruano, San Martín alertó sobre el peligro de los golpes de Estado: "Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos. La presencia de un militar afortunado por más desprendimiento que tenga es temible a los Estados que de nuevo se constituyen...", escribió el 30 de septiembre de 1822. Esa misma noche se embarcó rumbo al exilio.

Simón Bolívar plasmó su decepción en noviembre de 1830 en una carta al general Flores, el primer presidente del flamante Ecuador: "Usted sabe que he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1. La América es ingobernable para nosotros. 2. El que sirve a una revolución ara en el mar. 3. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4. Este país caerá infaliblemente en manos de una multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas...".

A pesar del desencanto, John Lynch acaba las dos biografías convencido de que ambos libertadores fueron hombres tenaces que llevaron sus ideales hasta las últimas consecuencias. Tal vez acabaron sus vidas con cierto sabor amargo, pero convencidos de su obra. Ambos primaron los intereses americanos frente a los de sus países y los suyos propios. San Martín nunca pretendió una unión regional. No ignoró las diferencias entre Argentina, Chile y Perú; y las asumió con el mayor pragmatismo. Bolívar sí mantuvo durante 12 años su sueño de la Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador juntos). Y aun quebrado su proyecto, preservó la ilusión de una América libre e igualitaria hasta el último aliento.

"En la víspera de los bicentenarios de las independencias", reflexiona Lynch, "España puede argumentar que su imperio en América no fue malvado. Hay muchas cosas de las cuales puede enorgullecerse: la organización de las instituciones, el desarrollo económico y la educación de los pueblos, entre otras cosas. El descontento de los criollos que generó el movimiento independentista no fue el resultado de tres siglos de opresión despiadada, sino una reacción a la política de los Borbones hacia la región y a los acontecimientos de 1808".

Por FERNANDO GUALDONI - El Pais, España

Gritos de independencia

El primer levantamiento independentista se produce en Charcas, hoy Sucre, en Bolivia el 25 de mayo de 1809. A su vez en todo el continente, para evitar una confrontación militar, los patriotas hispanoamericanos propusieron una fórmula de transición basada en traspasar la autoridad política a los cabildos capitalinos transformados en Cabildos Abiertos, y éstos en Juntas de Gobierno regionales, elegidas por el pueblo, y consideradas como la máxima autoridad. Uno de los primeros en poner en marcha estos cabildos autogestionados fue México (que proclamó la independencia en 1813). La instauración de estos Cabildos, primer paso para la independencia, fue la siguiente: Caracas el 18 de abril de 1810 (con la independencia sellada tras una batalla el 24 de mayo de 1821), virreinato de Río de la Plata con el cabildo de Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 (independencia definitiva en 1816), virreinato de la Nueva Granada con el cabildo de Santafé de Bogotá el 20 de julio de 1810 (independencia definitiva de Colombia en 1819), Capitanía General de Chile con el cabildo de Santiago de Chile el 18 de septiembre de 1810 (independencia definitiva 1818) y Quito el 19 de septiembre de 1810 (Guayaquil proclama la independencia en 1820 y Quito en 1822).


Primera Cruzada

La Primera Cruzada fue la primera de una serie de campañas militares denominadas en su conjunto como las Cruzadas y que, durante los siglos XII y XIII, partieron desde Europa occidental (principalmente Francia) hacia Oriente Medio, con el fin de conquistar Tierra Santa y en particular la ciudad de Jerusalén, que se encontraban en manos musulmanas desde el siglo VII.

La Primera Cruzada fue convocada el 28 de noviembre de 1095, en el concilio de Clermont, por el papa Urbano II con el objetivo de conquistar la ciudad santa de Jerusalén y liberar a los cristianos de oriente del gobierno islámico. Lo que comenzó como una llamada de auxilio por parte del Emperador bizantino Alejo I Comneno para que se le enviasen mercenarios occidentales para hacer frente a los turcos selyúcidas, se convirtió en una migración a gran escala de habitantes de Europa Occidental para la conquista de un territorio fuera de Europa. Caballeros, soldados y demás habitantes de muchas naciones de Europa Occidental viajaron por tierra y mar hacia Jerusalén, logrando capturar la ciudad en julio de 1099, creando el Reino de Jerusalén y otros estados cruzados.

A pesar de que sus conquistas no fueron duraderas, la Primera Cruzada supuso un punto de inflexión que marcó la expansión del poder del mundo occidental, a la vez que supuso también un gran primer paso para la reaparición del comercio internacional en occidente tras la caída del Imperio Romano.

Francisco Franco


Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde (Ferrol, La Coruña, 4 de diciembre de 1892 – Madrid, 20 de noviembre de 1975), conocido como Francisco Franco o simplemente Franco, fue un militar y dictador español, uno de los líderes del pronunciamiento militar de 1936 que desembocó en la Guerra Civil Española, fue elegido en octubre de 1936 Jefe Supremo del bando sublevado, ejerciendo como Jefe de Estado de España desde el término del conflicto, hasta su fallecimiento en 1975. Líder del partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS, fue inspirador del movimiento ideológico autoritarista conocido como franquismo, que aglutinó en torno al culto a su persona, a diferentes tendencias del conservadurismo, del nacionalismo y del catolicismo opuestas a la Izquierda política y al desarrollo de formas democráticas de gobierno.

El inicio de la carrera militar de Franco quedó marcada por la Guerra del Rif en Marruecos, alcanzando la graduación de General en 1926. Durante la Segunda República Española, tras dirigir la Academia Militar de Zaragoza, le fue encomendada en otoño de 1934, la dirección de las operaciones militares para sofocar y reprimir el movimiento obrero armado que había declarado la revolución social en Asturias en 1934. Designado Comandante en Jefe del Ejército de África y Jefe del Estado Mayor. Tras el triunfo del Frente Popular, descubierto el intento de golpe de Estado de varios generales, y existiendo sólo sospechas sobre sus integrantes, el Gobierno alejó de los centros de poder a los generales más proclives a la sedición, destinando a Franco a las Islas Canarias.

En julio de 1936, Franco se une al golpe de estado liderado por el General Mola contra el gobierno de la Segunda República Española. El golpe fracasó y dio lugar a una guerra civil, y las sucesivas muertes de Sanjurjo primero (a pocos días del golpe) y de Mola (ya durante la guerra) en accidentes aéreos, Franco ve el camino libre para convertirse en líder indiscutible de los sublevados.

Después de vencer en la Guerra Civil se inició una durísima represión contra los opositores. Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco mantuvo una política oficial de neutralidad; sin embargo, ayudó de diferentes formas a la Alemania Nazi y, en menor escala, a la Italia Fascista,contra la Unión Soviética. La forma más conocida de colaboración fue el envío de tropas (la denominada como División Azul) para ayudar a los alemanes en la campaña de Rusia. Antes de la invasión de la Unión Soviética por el Ejército alemán, Franco y Hitler se reunieron en Hendaya el 23 de octubre de 1940.

Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos establecieron una alianza diplomática con Franco, debido a su adhesión a los principios anticomunistas. Años después, el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, apoyó a Franco visitando España, y después de su visita declaró que Franco había sido «un fiel amigo y aliado de los Estados Unidos».

En lo social, Franco intentó establecer un régimen inspirado en el corporativismo (no en el neocorporativismo de los fascistas, sino en el paleocorporativismo de la Edad Media), el nacionalismo (frente al carácter independentista de diversos nacionalismos periféricos) y la insistencia en los valores tradicionales (religión, familia, propiedad, autoridad, etc.).

Desde 1947 y hasta su muerte fue de facto regente de España, que él gobernó como un dictador, a través de la represión de las opiniones disidentes institucionalizado la tortura, los campos de concentración (como Los Merinales en Sevilla, San Marcos en León, Castuera en Extremadura, y el campo de Miranda de Ebro), pesadas penas de prisión, y la aplicación de la pena de muerte contra delincuentes y opositores políticos. Después de su muerte, España inició una transición hacia la democracia.

Cartagena de Indias, conmemora el gesto independentista



Cartagena (antiguamente Cartagena de Indias), es la capital del departamento de Bolívar en la República de Colombia y la quinta ciudad del país en población e importancia. Desde 1991 Cartagena es un Distrito Turístico y Cultural. La ciudad está localizada a orillas del mar Caribe y es uno de los epicentros turísticos más importantes de Colombia como también el segundo centro urbano en importancia en el Caribe colombiano, después de Barranquilla.

Fue fundada el 1 de junio de 1533 por Pedro de Heredia y los soldados que le acompañaban, muchos de ellos originarios de Andalucía y Extremadura (España).

Durante la época colonial española fue uno de los puertos más importantes de América. De Cartagena salían las mayores riquezas que la Corona Española precisaba para el mantenimiento de aquella gigantesca empresa civilizadora, por rutas marítimas que terminaban en los puertos españoles de Cartagena, Cádiz y Sevilla. La Iglesia Católica estableció la inquisición para velar por el poder de la fe católica, dada la propensión de los esclavos a cultos espurios que incluían hasta autónomos formas de hechicería. También la convirtió en el mayor punto de comercio de negros esclavos traídos del continente africano. Fue asaltada numerosas veces por piratas y tropas inglesas, francesas y holandesas. Por esto el rey Felipe II encomendó la misión al mariscal de campo Luis de Tejada y al ingeniero italiano Bautista Antonelli de construir 11 Km. de murallas y fuertes que sirvieron de defensa en los siglos XVII y XVIII. De estos ataques el más significativo fue la victoria ante la flota inglesa del Almirante Edward Vernon (186 barcos con más de quince mil hombres) en 1741 por las fuerzas de Blas de Lezo.

Luego el 20 de agosto de 1815, en los primeros años de independencia de España, Cartagena de Indias fue objeto de una campaña de reconquista liderada por el militar español Pablo Morillo, quién implantó un estado de sitio contra los insurrectos atrincherados en la ciudad. Esta situación se mantuvo por tres meses, con lo que dichos insurrectos se acarrearon hambre, epidemias y mortandad. Los desesperados rebeldes decidieron enfrentarse a los españoles hasta la muerte. Como consecuencia de este episodio, la ciudad se daría a sí misma el título de "Ciudad Heroica".

El 11 de noviembre de 1811 Cartagena se convirtió en el segundo territorio que declaraba independencia absoluta de España, luego de Santa Cruz de Mompós el 6 de agosto de 1810 en lo que es hoy Colombia. Este día es celebrado en Colombia como la fecha donde se conmemora el gesto independentista de la ciudad y que es precedido en la ciudad por 4 días de festividades conocidas como las "Fiestas de Independencia". Desde 1933 el 11 de Noviembre sirve como día para la elección y coronación de la Señorita Colombia en el Concurso Nacional de Belleza fundado en Cartagena de Indias por Doña Tera Pizarro de Angulo.

Con el paso del tiempo Cartagena ha desarrollado su zona urbana, conservando el centro histórico y convirtiéndose en uno de los puertos de mayor importancia en Colombia, así como célebre destino turístico. La bahía de Cartagena está rodeada de islas y de lagunas. Los barrios donde se hacinan infrahumana y míseramente los desplazados por la guerrilla del interior del país contrastan con los rascacielos, hoteles, zona amurallada colonial, zona industrial de Mamonal, el Cerro de la Popa y sus 1.250.000 habitantes, de los cuales 892.545 residen en el área urbana y el resto en el área metropolitana. Su centro histórico, La Ciudad Amurallada, fue declarado Patrimonio Nacional de Colombia en 1959 y por la UNESCO Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad en 1984. En el año 2007 su Arquitectura Militar fue galardonada como la cuarta maravilla de Colombia. A pesar del desarrollo económico y turístico, la ciudad mantiene altos índices de disparidad social.

El Muro de Berlín


El Muro de Berlín (en alemán Berliner Mauer), también denominado "Muro de Contención Antifascista" (antifaschistischer Schutzwall) por la República Democrática Alemana (RDA) y "El Muro de la Vergüenza" por la opinión pública occidental, fue parte de las fronteras intraalemanas desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989 y separó el Alemania Occidental del Alemania Oriental y de la RDA.

El muro se extendía por 45 kilómetros que dividían Berlín en dos y 115 kilómetros que separaban Berlín Occidental de la RDA. Fue uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania.

Muchas personas murieron en el intento de superar la dura vigilancia de los guardias fronterizos de la RDA cuando se dirigían al sector occidental. El número exacto de víctimas está sujeto a disputas y no se conoce con seguridad. La Fiscalía de Berlín considera que el saldo total es de 270 personas, incluyendo 33 que fallecieron como consecuencia de la detonación de minas. Por su parte el Centro de Estudios Históricos de Potsdam estima en 125 la cifra total de muertos en la zona del muro.

Presidentes de los Estados Unidos



El Presidente de los Estados Unidos es el jefe de estado de los Estados Unidos. Bajo la Constitución de los Estados Unidos, el Presidente es también el jefe de gobierno del gobierno federal y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

Los poderes del Presidente de los Estados Unidos son amplios. Además de ser la cabeza del poder ejecutivo del gobierno federal,que incluye alrededor de 4 millones de funcionarios, entre ellas un millón de personal militar en servicio activo, tiene importantes funciones en las áreas legislativa y judicial. Es, además, el encargado de las relaciones internacionales del país.

Así pues, el presidente sirve como ejecutivo principal y como líder de la rama ejecutiva del gobierno de Estados Unidos. El artículo 2 de la Constitución de los Estados Unidos de América establece al presidente como el Comandante en jefe de las fuerzas armadas y enumera poderes concedidos a él específicamente, crear un Gabinete de consejeros, conceder perdones o indultos, y, con el "consejo y consentimiento" del Senado de Estados Unidos, hacer los tratados y fijar a los funcionarios federales, embajadores, y los jueces federales (incluso Jueces de la Corte Suprema de los Estados Unidos). El art. 2 también estableció un mandato presidencial de cuatro años; como consecuencia, la Duodécima Enmienda (1804) revisó el procedimiento para elegir el presidente y la Enmienda Vigésimo segunda (1951) estableció los términos de los límites presidenciales.

Los Estados Unidos fueron la primera nación en designar al presidente como la cabeza de estado en una República moderna, hoy día el sistema presidencial de gobierno se usa en muchos países en todo el mundo. Cuarenta y tres hombres han sido presidentes de los Estados Unidos. George Washington fue el primero y hoy se elege el presidente 44°. Desde principios del siglo XX, los Estados Unidos, como superpotencia, han llevado al presidente a ser una de las figuras más conocidas del mundo.
A continuación los Presidentes de los Estados Unidos y las fechas de los mandatos:

1. George Washington (1789-1797)
2. John Adams (1797-1801)
3. Thomas Jefferson (1801-1809)
4. James Madison (1809-1817)
5. James Monroe (1817-1825)
6. John Quincy Adams (1825-1829)
7. Andrew Jackson (1829-1837)
8. Martin Van Buren (1837-1841)
9. William Henry Harrison (1841)
10. John Tyler (1841-1845)
11. James Polk (1845-1849)
12. Zachary Taylor (1849-1850)
13. Millard Fillmore (1850-1853)
14. Franklin Pierce (1853-1857)
15. James Buchanan (1857-1861)
16. Abraham Lincoln (1861-1865)
17. Andrew Johnson (1865-1869)
18. Ulysses S. Grant (1869-1877)
19. Rutherford B. Hayes (1877-1881)
20. James A. Garfield (1881)
21. Chester A. Arthur (1881-1885)
22. Grover Cleveland (1885-1889)
23. Benjamin Harrison (1889-1893)
24. Grover Cleveland (1893-1897)
25. William McKinley (1897-1901)
26. Theodore Roosevelt (1901-1909)
27. William H. Taft (1909-1913)
28. Woodrow Wilson (1913-1921)
29. Warren Harding (1921-1923)
30. Calvin Coolidge (1923-1929)
31. Herbert Hoover (1929-1933)
32. Franklin D. Roosevelt (1933-1945)
33. Harry S Truman (1945-1953)
34. Dwight D. Eisenhower (1953-1961)
35. John F. Kennedy (1961-1963)
36. Lyndon B. Johnson (1963-1969)
37. Richard M. Nixon (1969-1974)
38. Gerald R. Ford (1974-1977)
39. Jimmy Carter (1977-1981)
40. Ronald W. Reagan (1981-1989)
41. George Bush (1989-1993)
42. William J. Clinton (1993-2001)
43. George W. Bush (2001-2009)
44. Barak H Obama (2009- ?)

"1903 Adiós Panamá: Colombia ante el destino manifiesto"



El 3 de noviembre de 1903 el departamento colombiano de Panamá, que se había unido a la república, por voluntad de sus habitantes, desde 1821, se separó de Colombia, proclamó su independencia y se erigió en república. ¿Había que sorprenderse por ello o se trataba de una situación cantada desde muchos años atrás? ¿Por qué perdimos el istmo? Enrique Santos Molano analiza desde las causas remotas hasta las que en 1903 se acumularon para producir el suceso más impactante de la historia de Colombia después del movimiento de independencia, y llega a la conclusión de que Panamá se perdió porque era un sitio estratégico de interés vital para los Estados Unidos, y de interés universal, que Colombia no tenía la capacidad, ni la voluntad de controlar. Este libro va mostrando, como en una película de suspenso, todos los momentos críticos de las relaciones de Colombia con los Estados Unidos durante el siglo XIX, que, al sumarse, producirían la separación definitiva de Panamá en 1903.

Panamá se anexó a Colombia, por voluntad del pueblo panameño, en 1821, y se desanexó, por voluntad de los Estados Unidos, en 1903. Este libro de Enrique Santos Molano, 1903 Adiós Panamá, con el sugestivo subtítulo Colombia ante el Destino Manifiesto, constituye la investigación más completa, y quizá definitiva, que se haya hecho hasta hoy sobre un asunto que ha tenido cavilando a los colombianos en los últimos cien años: ¿por qué perdimos Panamá? En un estilo claro, documentado con el máximo rigor, Santos Molano hace una descripción reveladora, por encima de las anécdotas con que se ha querido trivializar el episodio, de cómo el Destino Manifiesto que orienta la política exterior de los Estados Unidos, decretó la separación de Panamá. La comedia del 3 de noviembre de 1903 se presenta por primera vez ante el público, con todos sus actores y comparsas, nacionales y extranjeros.

Reunificación Alemana


La República Democrática Alemana (RDA o DDR, del alemán Deutsche Demokratische Republik) fue una república socialista de Europa Central que se estableció en el territorio alemán ocupado por la Unión Soviética al final de la Segunda Guerra Mundial y existió entre 1949 y 1990, cuando los Länder que la formaban firmaron de mutuo acuerdo con la (RFA) República Federal Alemana la Segunda Unificación de Alemania o Reunificación alemana el 3 de noviembre de 1990.

Para distinguirla de su contraparte capitalista (Alemania Occidental), a menudo se la llamó Alemania Oriental o del Este. También se usó la denominación Alemania Democrática para diferenciarla de Alemania Federal, la RFA.
La unificación fue posible gracias a los cambios políticos en varios países del Bloque del Este, en especial las reformas emprendidas por el mandatario soviético Mijaíl Gorbachov. La apertura de la frontera de Austria con Hungría, que permitía el libre paso de ciudadanos por el llamado Telón de Acero, fue considerada determinante. Helmut Kohl, tras su triunfo en las elecciones de la cancillería de la RFA en 1989, se embarcó en el proceso de la unificación durante trece meses, el cual se concretó simbólicamente con la caída del Muro de Berlín el día 9 de noviembre de 1989 y quedó oficializado casi un año después.